miércoles, 11 de noviembre de 2015

La aspirina, el amor, la anarquía.

Ya he comprendido la anarquía de tus ojos agrietados y ese hedonismo que se desborda, amor, por tus fauces. Pero se me atragantan tus palabras como el tráfico de los pasillos de hospital, y me da igual cuánto gritara la rubia, siempre que no me hagas llorar cuando te vayas.
Que me dan igual tus excusas secuenciadas, reiterativas, pero no pretendas rezarme ninguna otra de aquellas noches perdidas de jazz, de blues y de todo mi caos contenido. Que tu felicidad densa, blanca e inhalada no me engañe a mí como ya engaña a tus pupilas.

Ya he comprendido la ley de piel de lobo, que es calcada del resto del rebaño, y cómo te gusta pensar que tus manos han sufrido más que las mías. Amor... No, amor. Puede que nuestros intereses, al fin y al cabo, no difieran tanto: café soluble, caricias efervescentes. Amor industrial y cigarrillos de liar.
¡Que me da igual cuánto ni cuándo ni dónde te bese la rubia! Y se me atragantan tus palabras, y el whiskey, la aspirina, el amor, la anarquía...
¡Que me dan igual tus ojos!
Que me dan igual tus ojos, amor.
Que me dan igual.



sábado, 26 de septiembre de 2015

Créditos

"Pero... Yo... Si tuviera que elegir... Creo que lo sabes. Eso no lo dudes. No es comparable."

Un suspiro; apretaste los labios, miraste al frente. Me debatiste todo con argumentos demasiado vacíos. Me hablaste de la libertad, del sexo, de la justicia, de la amistad, de la empatía, de la autoestima y de la vergüenza. Nunca me hablaste del amor y lo más triste es que ya nunca podrás saber que yo sí podía explicártelo, que soñaba con verte aparecer un día por mis calles, las de una Barcelona que ya nos conocía y aún siente lástima. Que te he buscado mil veces, pero tú nunca me has dejado encontrarte.
Tal vez tenías razón, y mis actos resultaban tan poco coherentes con mis palabras como los tuyos con la persona que, en el fondo, eras. A lo mejor me dediqué a coserte coronas de flores durante tanto tiempo que ya no quería creer que existiera algo más allá de esa fábula. Te recordaba tan extraordinario que habría sido imposible no quererte. Es demasiado fácil enamorarse de un sueño.
De repente, desperté y me encontré a mí misma gritando tu nombre mientras saltaba al vacío consumida por la locura. Me precipitaba, sin poder evitarlo, hacia la superficie de un mar que me esperaba en calma, sintiendo cómo afiladas ráfagas de viento cortaban rápidamente mi piel  y cómo la lluvia acompañaba a mis mejillas malvas.
Mientras tanto, pienso: "Ojalá me hayas mentido".





miércoles, 3 de junio de 2015

Sin azúcar

Hoy he visto unos ojos tristes, una mirada de odio felino, enfermizo, y pensé si sería así la tuya. Ni hablar. Lo pensé solo un segundo. Y qué vuelco.
El amor es para el verano, como las bicicletas. Con el frío, el amor se agrieta y podría llegar a romperse en mil ínfimos trozos que después tendríamos que recomponer. Juntos o por turnos. 
Hoy he visto unos ojos llenos de tristeza. Y qué vuelco.
Nos encanta querernos, pero solo de vez en cuando. Sin azúcar, por favor. Gracias. Querernos dentro y en lo alto de una Torre de Marfil, como Rubén. 
Hoy he visto unos ojos llenos de tristezas. Y qué vuelco.
El aire se enrarece. Se hace extraño. Se hace denso debajo de este cielo y ni siquiera hemos intentado remediarlo. La humedad, el moho y el sueño se cuelan por debajo de la puerta, igual que huye mi recuerdo por el acantilado de tu pecho. 
Hoy he visto una tristeza llena de ojos. Y qué vuelco.

miércoles, 8 de abril de 2015

Una preciosa casualidad química

El dolor nos humaniza, es cierto. Sin embargo, la tristeza se está convirtiendo, hoy, en un objeto incluso de vergüenza. ¿¡Por qué!? ¿Hay, acaso, un momento en el que nos gobierne la debilidad, la intrascendencia de nuestra vida, más que en el llanto? ¿No somos, al fin y al cabo, ínfimas motas pensantes, egocéntricas en nuestra especie, perdidas en un mundo y un Universo que no se preocupa por nosotros? ¿No somos, al fin y al acabo, una preciosa casualidad química? 
Aprovechemos, pues esta maravillosa evolución para tomar conciencia de nuestro arjé. Juguemos con nuestro trágico destino y hágamonos dueños de nuestra esencia humana, universal y estelar. Solo así podremos mirar al sufrimiento a los ojos y ver su belleza, eterna belleza que nos condiciona y que nos da la vida.

lunes, 23 de marzo de 2015

Escrito de antes de una noche

Yo te miro y veo,
allá arriba.
Y, sin embargo, tú no puedes verme.
Ojalá te alcanzaran todos los aviones de papel
que te escribo.
Ojalá, algún día,
desde mi ventana
hasta lo alto de tu colina.

Ojalá no cosificaras al amor,
y así comprenderías que este es,
este suicidio supone y compone
el último atisbo de resistencia en la Revolución.

Ojalá, algún día,
llegues a entender tu existencia
como yo la veo : como mi vida,
ambas unidas por unas tristezas que nos encapsidan.
No podemos combatirlas, sólo compartirlas.

Y así, podremos dejar de negar
que nos buscamos cada noche,
que no nos encontramos del todo,
pero que nunca dejará de existir el nosotros
que tiñe de melancolía y etílica nostalgia
los versos intercambiados
y los besos no recibidos.


jueves, 26 de febrero de 2015

Mi inconsciente inevitable, inamovible e interminable.

Sabes que me habría quedado.
Sabes que me encantaba esa rendija,
me encantaba,
por encima de tu cama,
por donde nos vio el Sol amanecer,
por debajo de mi cielo.
Por donde fluyó la hysteria,
la causa,
las ganas,

Sabes que me habría quedado.
Sabes
que me habría quedado.

que ya no estarías.
¿Por qué?
Porque huiste tú.
Porque te fuiste antes
de tiempo,
de encontrar todos mis miedos,
de olvidar el orgullo
y de saber decir "te qu..".




lunes, 12 de enero de 2015

El Ahora

Juventud, que llegas
y te vas con el viento.
Eres mi insomnio,
mi austero recuerdo viviente.
Mi lucha, mi tiempo.

Eres la luz, eres la rebeldía,
un sueño de utopía anarquista.
La anhelada Atenas,
cínica, incomprendida.
Eres la amapola roja,
el tierno campo amarillo,
las lavandas. Las violetas.
Eres un Pájaro Azul que está
rodeado de cuervos.

¡Juventud, eres vida!
Ibas a ser el mundo,
y el mundo te ahogó
entre las garras de la histeria.
Serás la nieve del camino,
resplandeciente,
y, cuando salga el Sol,
desvanecida.